En otras entradas ya he mencionado que Badajoz ha dejado de ser un desierto en cuanto a la posibilidad de encontrar ciertos ingredientes. Hasta hace poco tiempo encontrar levadura nutricional, especias fuera de las habituales o harinas ecológicas de diferentes tipos, por poner solo un pequeño ejemplo, era misión imposible.
Por suerte los supermercados cada vez tienen una gama más amplia de ingredientes de otras cocinas del mundo en sus lineales, y en la ciudad ya hay varios locales donde encontrar fruta y verdura ecológica junto con otros productos bio. Todo ello es estupendo, sin embargo, mi lugar favorito es una tienda situada en el casco antiguo de la ciudad, donde no sólo siempre que voy encuentro lo que necesito sino que es rara la vez en la que no descubro algo nuevo que probar. Este pequeño oasis al que recurre mi cocina se llama Semilla y Grano, y en él compré el ingrediente principal de la receta de hoy.
Spirulina. Un tipo de alga en polvo que es increíblemente alta en proteínas y una fuente estupenda de antioxidantes, vitamina B y otros nutrientes, de hecho es conocido por ser una de las mayores fuentes de nutrientes que existen y normalmente se recomienda su consumo a los vegetarianos y veganos por su altísimo contenido en hierro. Pero como nada es perfecto, no se recomienda en pacientes de una patología llamada PKU, ni en personas que tomen medicación anti coagulante ni si estáis embarazadas. Así que spirulina sí, pero con precaución.
En el caso de hoy no hay de qué preocuparse, Sergio, la persona detrás de Semilla y Grano, me sorprendió hace unos días entre otras muchas cosas, con una pasta de huevo y spirulina que había que probar sí o sí, y esto es lo que hice con ella:
Pasta de spirulina con tomates macerados
Ingredientes (1 persona)
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100 gramos de pasta de huevo y spirulina
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Tomates cherry de distintos colores
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Aceite de oliva virgen extra
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Hierbas aromáticas
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Sal y pimienta.
Elaboración
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En un tupper ponemos los tomates cherry cortados a la mitad y los cubrimos con aceite de oliva y nuestras hierbas aromáticas. En mi caso abundé en el orégano, que le va estupendamente al tomate. Tapamos y dejamos macerar unas 12 horas.
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Cocemos la pasta, la escurrimos bien, ponemos en el bol en la que la vayamos a servir y sobre ella colocamos un par de cucharadas de nuestros tomates macerados.
No sólo es que la pasta esté estupenda, sino que como siempre ocurre con ella, es tan agradecida que con tan sólo unos tomates y unas hierbas aromáticas conseguimos un plato lleno de propiedades, un plato de diez.
Nos vemos por aquí de nuevo el jueves y el lunes ya sabéis donde, haciendo sandwiches.
Gloria.
Me chifla!
Yo también adoro Semilla y grano y esta receta la haré fijo. 🙂
Gracias Olga!
Estupendo!! Tengo que probar esta pasta. La spirulina la conozco y la romo en mis batidos mañaneros, en polvo, así que tendré que probarla en forma de pasta… Tu receta, a pesar de su sencillez es todo un acierto. Te doy un 10, Gloria… Nos vemos pronto, un besito.