Hay recetas que son adictivas, y ese es el caso de la que hoy os traigo. Me llamó la atención por su sencillez y vistosidad, y ya sabéis que si algo caracteriza a este blog es la nula complicación de sus recetas. El remate fue cuando la probé y tuve que frenarme para no acabar con todo yo sola, señal de que ese plato voy a prepararlo con bastante frecuencia. Si os gusta la cebolla tanto como a mí, os va a encantar.
Crujiente de queso y cebolla
Ingredientes
- 1 lámina de masa quebrada
- Mezcla de quesos rallados (unos 200 gramos aprox)
- Hierbas aromáticas secas (yo utilicé una mezcla de provenzales y orégano)
- 1 cebolla grande
- 50 gramos de mantequilla con sal cortada en cuadraditos pequeños
Elaboración
- Sobre la rejilla del horno ponemos una hoja de papel de hornear o un silpat y encima colocamos nuestra lámina de masa quebrada.
- La cubrimos con el queso rallado.
- Espolvoreamos con las hierbas aromáticas.
- Con una mandolina o con un buen manejo del cuchillo, cortamos la cebolla en rodajas muy finitas y las ponemos cubriendo toda la lámina con el queso.
- Distribuimos los cubitos de mantequilla sobre la cebolla.
- Horneamos en horno precalentado a 175ºC hasta que la cebolla esté dorada.
- Dejamos enfriar sobre una rejilla y partimos en cuadrados.
Notas:
- De una lámina salen unos doce cuadrados. Si no los devoráis todos, podéis guardarlos en un tupper y tomarlos al día siguiente, yo lo hice calentando a máxima potencia una sartén grande y poniéndolos en ella dejando que se tostara un poco la base hasta coger un poco de temperatura. Quedaron igual de ricos o más.
- Con esta idea podéis también preparar este crujiente con otro tipo de verduras siempre y cuando no sean muy húmedas para que la masa no pierda su toque crujiente.
Gloria.